Es duro.
Hace algún tiempo que vengo dándole muchas vueltas a mi cabeza, demasiadas, acerca de el camino que llevo recorrido, de cómo debería ser el que me queda por recorrer y de qué debería hacer para que esa senda venidera se parezca al menos un poco a la que está en mis pensamientos.
No soy de los que echan balones fuera y, aunque la suerte es un factor decisivo, pienso que si estoy como estoy es porque hice las cosas como las hice, para bien o para mal. Pensar así es un arma de doble filo. Por un lado te hace responsable de las cosas que te pasan y por otro te otorga el convencimiento de poseer la capacidad de reconducir tu vida hacia allá donde desees.
Hay ratos en que esta incesante tarea de análisis te lleva a la extenuación y es ahí cuando aparece la tentación de soltar los remos, dejarte llevar y que sea lo que Dios o el Diablo quiera.
Estoy convencido de que se es más feliz así, tragando horas de tele sin parar y haciendo del último corte de pelo de Beckham o del nuevo tatuaje de la mega-chipi-guay concursanta del Gran Hermano la máxima preocupación de la semana, el mes o el año.
Pero sé que no me lo perdonaría. Mi yo del 2015 miraría atrás maldiciendo el día en que decidí rendirme. Y es que no es cuestión de elección, sino de forma de ser. Por suerte o por desgracia no podemos elegir ser distintos a como somos.
Así que no queda más remedio que apretar los dientes, cerrar bien fuerte los puños y respirar hondo.
Mañana, otro paso.
No soy de los que echan balones fuera y, aunque la suerte es un factor decisivo, pienso que si estoy como estoy es porque hice las cosas como las hice, para bien o para mal. Pensar así es un arma de doble filo. Por un lado te hace responsable de las cosas que te pasan y por otro te otorga el convencimiento de poseer la capacidad de reconducir tu vida hacia allá donde desees.
Hay ratos en que esta incesante tarea de análisis te lleva a la extenuación y es ahí cuando aparece la tentación de soltar los remos, dejarte llevar y que sea lo que Dios o el Diablo quiera.
Estoy convencido de que se es más feliz así, tragando horas de tele sin parar y haciendo del último corte de pelo de Beckham o del nuevo tatuaje de la mega-chipi-guay concursanta del Gran Hermano la máxima preocupación de la semana, el mes o el año.
Pero sé que no me lo perdonaría. Mi yo del 2015 miraría atrás maldiciendo el día en que decidí rendirme. Y es que no es cuestión de elección, sino de forma de ser. Por suerte o por desgracia no podemos elegir ser distintos a como somos.
Así que no queda más remedio que apretar los dientes, cerrar bien fuerte los puños y respirar hondo.
Mañana, otro paso.
2 Al habla:
Bienvenido al club.
Frecuentar las malas compañías el lo que tiene: acaban contagiándote la melancolía, que un lujo amargo.
Pero es innegable aceptar que el tiempo va cargando la mochila, y cada año es más y más peso a tus espaldas. Y el mundo gira, repleto a rebosar de gente de la que sólo ves la fachada. Entonces comienzan las preguntas.
Nadie está nunca donde quiere. Todo el mundo quiere estar en otro sitio, los trenes siempre van repletos de gente que viajan de A a C para luego poder volver, sin preguntarse qué significa ese túmulo de la verda colina que se divisa a través de la tarceada ventanilla en B. Es la vida.
A partir de ahora ha comenzado el principio del fin. Han comenzado tus desvelos y afanes, tus preguntas sin respuesta acerca de dónde estás, de dónde podrías estar y de en qué lugar te gustaría acabar.
La experiencia me dice que nadie está contento con lo que tiene; que el problema suele estar en nosotros mismos, y te aseguro que si estuvieras ahora en otro sitio y en otra vida añorarías a aquel que tuviese una vida exactamente igual a la que tienes ahora.
Podemos abandonar, pero no conozco a casi nadie que lo haya hecho cuando ha llegado tan lejos como tú. Lo de abandonar son tentaciones y debilidades que, por desgracia, pasan pronto.
Así que prepárate a pelear, y ten por seguro que acabarás llegando a algún sitio. también es cierto que donde llegues no será donde querías estar, y que habrá 1000 personas envidiándote por tu posición.
Serafín, procura extinguirte con clase y dignidad que hay que pensar en el museo de historia natural..que no piensen luego que lo has pasado mal.
Que hay gente mu mal pensada.
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