13.3.06

Ha llegado la hora.

Parece que las aguas van volviendo a su cauce.

Vuelve a azotarme intensamente el convencimiento de que tengo que muchas cosas por cambiar en mi camino. Últimamente el oleaje ha sido tan fuerte y el tiempo tan escaso que los árboles han vuelto a ocultar mi bosque. Me he visto obligado a aparcar tantas cosas que casi olvido lo importante que esto es.

La toma de conciencia, el cambio interior, que es el más costoso, ya está hecho. Ahora sólo queda lo que queda: actuar. No hay tiempo que perder.

Que comience el viaje.
Joder, ¡cómo pesa hoy el alma!