doloroso y necesario
La autocrítica. El autocuestionamiento, preguntarte quién eres, qué es lo que te gusta y lo que no te gusta de tí, qué es lo que quieres cambiar y cómo hacerlo. Intentar trazar el camino que quieres seguir de ahora en adelante. Echar la vista atrás sin rencor, sólo con ganas de aprender de los errores cometidos, para intentar no repetirlos.
Es en cierta medida una ruptura. Una ruptura de costumbres, de una rutina aprendida, acogedora, cómoda. Adentrarse en un territorio desconocido, buscar nuevas sensaciones, intentar que el tiempo no pase en vano.
Conocer, descubrir, tener miedo, crecer , correr, parar, saltar sin red, arriesgar, siempre hacia adelante, sin olvidar el camino que va quedando atrás.
Equivocarte, aprender, volverte a equivocar y seguir aprendiendo.
Es necesario.
Es en cierta medida una ruptura. Una ruptura de costumbres, de una rutina aprendida, acogedora, cómoda. Adentrarse en un territorio desconocido, buscar nuevas sensaciones, intentar que el tiempo no pase en vano.
Conocer, descubrir, tener miedo, crecer , correr, parar, saltar sin red, arriesgar, siempre hacia adelante, sin olvidar el camino que va quedando atrás.
Equivocarte, aprender, volverte a equivocar y seguir aprendiendo.
Es necesario.
Escrito por Serafín a las 1:45 a. m.
4 Al habla:
Serafines: Integrantes del primer de los nueve coros dentro de la jerarquía de los ángeles. El serafín (Del lat. seraphim, y este del hebr. serafĭm, nobles príncipes, ángeles alados) es un ser celestial con seis alas vistos y descrito por el profeta Isaías en una visión (I. 6, 2 "Por encima de él estaban de pie unos serafines, con seis alas cada uno: con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían hasta los pies y con dos volaban".
Creo que, atendiendo a tu nombre, no queda más remedio que arder por dentro hasta el final. Todos tenemos nuestro fuego interior que nos abrasa en la oscuridad. Se alimenta de nuestros miedos, nuestras dudas, nuestros dolores; de esos recuerdos que golpean nuestra puerta intempestivamente en las noches largas pobladas de dolor. Poco a tiempo te das cuenta de que no estás solo, de que no eres único. Que la vida es un denominador común que nos une y nos uniforma y nos hace caer en pozo junto a los demás, que gritan y patalean. Nadie está contento con lo que tiene, con lo que es o cómo es. La solución, si es que la hay, es no dejar de pelear y guardar la esperanza junto a la ropa.
No sólo es necesario, sino que diría que es ley de vida.
Si uno no es capaz de dar ese paso, parece que todo lo demás se arrastra, se lleva colgado a la espalda como una tara de la que no se consigue sino dolor y caer de nuevo, una y otra vez.
Es como pararse un momento en el camino cuando nos damos cuenta de que la direccion elegida no nos lleva hacia donde queremos. Siempre es mejor sentarse un rato, recuperar fuerzas, analizar el recorrido y decidir hacia dónde sí queremos ir ahora ;)
Y si se te doblan las rodillas y caes al suelo... sólo levántate y sigue hacia adelante, pues como has dicho...
doloroso y necesario.
Pero esta introspección no se me está haciendo un poco larga ¿eh?
¡¡Vuelve!!
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